De la guerra y sus líderes. No ha existido
atrás tiempo en el
que podamos buscar una oposición tan grande para una guerra, inclusive aún, antes de haber empezado. Lo que es
a mi parecer una buena señal,
si consideramos que el progreso resulta imposible si sólo estamos dispuestos a hacer las
cosas como siempre han sido realizadas. Lo que ha sido
suficiente para muchos, en muchos años, y la relativa facilidad de obtener información diferente de los medios oficiales,
se han convertido en interacción en el factor de cambio que ha hecho de montones de personas que
no necesariamente se identifican como activistas, se estén cuestionando la guerra; no tienen
menos deseo de paz y justicia en el mundo, e igualmente se encuentran
asqueados por la obscena destrucción de la vida que se presencia. Citando, “El clamor de dolor obtenido por actos
terroristas alrededor del mundo, no es un clamor de guerra, sino de paz”[1]. La paz es patriotismo, y obliga a establecer una clara
diferencia entre los gobiernos y los pueblos, pues la responsabilidad
colectiva de éstos
por los actos de aquéllos
es una doctrina aberrante; doctrina que injustamente está siendo aplicada por los “líderes” de
los gobiernos de dos potencias, sobre uno de los pueblos necesitados. Estos
gobiernos utilizando todo medio de comunicación para manipular y amedrentar a su gente dentro de la creencia de
que no sólo Saddam es
una terrible persona, lo cual nadie niega, sino que por hecho él va atacar el día de mañana a menos que lo detengan, ejerciendo lo que bien se podría llamar una “política de terror”[2] sobre su gente, para obtener de respuesta su apoyo y participación, y la justificación de causa en lo internacional. No es sólo la oposición de guerra, la que llama mi atención si no la falta de creencia y por
tanto de apoyo a los “líderes”; que de forma igual importante, se han preocupado en generar el
beneficio de crecimiento económico en una pequeña minoría,
sobre el impacto negativo de la lentitud del crecimiento en la gran mayoría, acentuando el propio empeoramiento
de la distribución[3].
Aun más alarmante
considero, el descaro con que se
han manejado estos asuntos mundiales por parte de éstos líderes, sin el interés o preocupación por
la propia opinión pública del país, y aún de organismos internacionales de los cuales han ignorado
abiertamente, poniendo en cuestión su autoridad verdadera y efectiva, en temas con intereses
particulares para cierta nación, aún
cuando se entren en conflictos mundiales donde se amenazan a todos, en sus
intereses y existencia misma. Lo que nos
queda a nosotros es, descubrir alguna manera de involucrarnos en la
planificación,
inventemos nuevas formas de participación, para estar presentes en nuestras comunidades con nuestras
opiniones compartidas y el mismo deseo de un mundo mejor. Los futuros líderes y su medio de desarrollo. Si hablamos sobre futuros líderes entonces sin
duda alguna nos hemos de referir a las generaciones de adolescentes y jóvenes
de la actualidad, e inherentemente a su medio natural en el que se
desarrollan, si es que queremos conocer
las expectativas de las que de ellos debemos de esperar. Y es de esto
mismo de lo que nos debería de preocupar a nosotros los jóvenes, pues somos
atacados por monopolios
corporativos de los medios con una constante cortina de mensajes que
refuerzan estereotipos sexuales, promueven imágenes inalcanzables de belleza
y los convence que salir de compras es una parte fundamental de la expresión
humana a través de un continuo y
masivo bombardeo de publicidad, artículos y consejos para convencer a los
adolescentes que ellos son sus exfoliadores de piel, alisadores de cabello y
humectadores de labios, para formar imágenes unidimensionales de jóvenes
obedientes y atentos a las “modas”, empujando a los jóvenes a sentirse más
inseguros, a través de lo que hoy podríamos llamar una absurda
proporcionalidad de la acción humana con el poder de comprar, y la valoración
personal por las dimensiones del busto, como la felicidad en resultado
directo por el volumen del cabello. “Pero nosotros resistimos, tenemos medios no
basados en publicidad, tenemos mucho que decir sobre lo que nos importa,
sobre la complejas maneras de crear una identidad y las múltiples formas de
expresar nuestro accionar en el mundo.”[4] Pero no suficiente esto, otro fenómeno que
esta se está impulsando alrededor del mundo, sobre todo aún en los llamados
países desarrollados, y que esta comenzando a ser imitado por el resto en el
mundo sin un previo análisis, como pasa en cualquier otro tópico
desafortunadamente, es la propia comercialización de los jóvenes. Esto es en
parte por la cada vez mayor privatización de la enseñanza por corporaciones,
aún cuando en países como USA ha sido un desastre, en países como UK el
resultado no es claro. Pero está no es exactamente la cuestión que se trata
de abordar: “nuestras escuelas se están privatizando no en beneficio de los
estudiantes, sino en beneficio de las empresas y la economía de exportación a
la cual el gobierno espera que contribuyan algún día.”[5]
Las compañías practicarán con ellos hasta dar con las fórmulas adecuadas y
logren suficientes economías a escala, promoviendo una invasión de los medios
ilimitada a éste acceso tan difícil para éstas compañías, como los somos los
grupos de jóvenes, las escuelas o universidades propiamente no serán más
lugares donde se imparta la enseñanza, sino serán lugares donde se
comercializará jóvenes para sitios de consumo apropiados, como hoy en día se
realiza la comercialización de un barril de petróleo, eliminando la
espontaneidad, es decir la calidad de ser capaz de hacer algo sólo porque se
sienten deseos de hacerlo en el momento, de tomarnos por sorpresa y arrancar
de las garras de su rutina bien organizada un poco de placer no programado.
De ser humanos y no objetos comerciables. |
ALTO AL
GENOCIDIO!
[1] Cynthia Peters, Anniversary 9/11, Znet sustainer
program.
[2] Noam Chomsky, An interviex in the guardian, Znet.
[3] Edward S. Herman, Free Trade: The sophistry of
imperialism.
[4] Cynthia Peters, trivializing teens, Znet commentaries
[5] George Monbiot, The corporate takeover of the childhood, Znet
commentaries.